lunes, 5 de agosto de 2013

NINA HARTLEY : UNA “VIEJITA PIOLA”, TANTO EN LA VIDA COMO EN EL PORNO

Hace casi 28 años que lo hace, es la más longeva del ambiente y está más linda y más joven que al comienzo. Si es cierto que el sexo rejuvenece y los baños de semen sientan bien, la pornostar Nina Hartley es la prueba viviente. Verla es deleitarse con uno de los culos más redondos, musculosos, firme, bronceados y jugosos del cine XXX. Pero también es encontrarse con una de las mujeres más inteligentes y combativas del ambiente. En la actualidad, su imagen se actualizó con la tecnología y sigue siendo un ícono en internet.   






Desde su debut en 1984, Nina Hartley se convirtió en una de las pocas actrices porno que dejó una marca indeleble entre sus admiradores gracias a una combinación de carismática belleza, un inhibido amor al sexo y a los hombres, y un talento real para actuar.
La Hartley se diferencia de otras super estrellas del cine para adultos porque ella es una “cruzada”, una defensora de la pornografía, las relaciones “swingers”, el sexo bizarro y por el disfrute total de la sexualidad. Dedicó su vida a la libertad sexual y de expresión y en la actualidad es una de las voces más importantes en los EE.UU. Defender estos principios muchas veces la ponen en problemas con “los policías del sexo”. Por ejemplo, en 1992, Nina y otras actrices fueron arrestadas en Las Vegas por realizar una actuación a beneficio sobre un escenario. La policía la procesó por prostituta y, sin embargo, ella sostuvo su derecho de exhibirse ante el público aun estando esposada.
Muchos se preguntan cómo nació esta forma de ser en una mujer y ella asegura que fue gracias a haber desarrollado su faceta bisexual y exhibicionista. Llegó al mundo del porno para explorarlo, obedeciendo sus fantasías personales, deseos y –tal vez suene pretensioso- “para repartir placer y felicidad entre la gente que me ve en sus casa”.
Esta leyenda del cine del sexo asegura que no filma porque el dinero que se gana es bueno, sino porque tuvo una infancia feliz y se encuentra muy bien con su sexualidad y muy segura de lo que quiere compartir con los otros.
Si primero se recibió de enfermera universitaria, ella misma se considera una trabajadora sexual y se siente feliz porque entiende que esa condición le da un alto nivel de confidencia que de otra manera no tendría. Hartley grita a los cuatro vientos que “la profesión que tengo me dio muchas experiencias sexuales en un medio seguro”.




Para esta hermosa rubia nacida y criada en California el sexo es natural, maravilloso, hermoso y asegura que cuando actúa no “actúa”. Educada en una zona y durante una época en que el intercambio de parejas y el amor libre se consideraban saludable y necesario, Nina es coherente con los roles que juega en el cine.
En 1982 empezó a trabajar de stripper en el célebre O'Farrell Theatre de los directores de cine porno Hermanos Mitchell, cuna de actrices que trascendieron en el género. Dos años después debutaba ante las cámaras con la película Educando a Nina y un año más tarde realiza su primera escena porno anal, práctica que no abandonaría más.
Otra rareza de su carrera de actriz (entre tantas) es que en el 2008 hizo el papel de Hillary Clinton -la esposa del ex presidente Bill y actual Secretaria de Estado- en la parodia política porno Who's Nailin' Paylin?, sobre la candidata a vicepresidenta ultra derechista Sarah Palin.   




Haz lo que digo y lo que hago

Vivió, orgullosa, un “matrimonio de tres” junto a una pareja con la que estuvo unida a lo largo de 20 años habiendo conocido al “marido” cuando ella tenía 19 años sabiendo que él ya tenía pareja. Los conoció mucho antes de dedicarse al porno, cuando era stripper una vez por semana y asistía a la universidad los otros cinco días. Hace un tiempo, terminado el extraño vínculo, se casó con un director de films dedicados al bondage y al sadomasoquismo.
Sobre sus preferencias sexuales la Hartley no tiene complejos. “Me encanta hacer sexo oral…” confiesa y todo cerraría. Pero enseguida continúa “…a dos personas cogiendo, es decir chuparle la vulva a la mujer mientras el hombre se la está metiendo”. La actriz se asume como una samaritana del sexo por lo que prefiere los tríos y prestarse a las sugerencias de la pareja. “Si quieren sexo anal, lo hago, si quieren una buena mamada, también, hago lo que sea”.      
Muy pocas veces se puede encontrar a una actriz porno que tenga tan claro que hace en ese ambiente y porque. Para la Hartley el beneficio es que le paguen por tener sexo con muchas personas en un ambiente seguro. El problema es que es un trabajo casi sin salida porque –según ella- cuando se abandona el negocio, después de 10 o 20 años de estar cogiendo frente a las cámaras, coger es lo único que se sabe hacer y es muy difícil pasar al cine tradicional.
En este sentido Nina se equivoca –o tal vez sea una de las pocas tocadas por la varita mágica- porque hace unos años fue convocada por Hollywood para interpretar a una esposa infiel dentro del ambiente porno de los ’70 en Boogie Nights o Noches de placer (1997), la excelente pseudo biografía de John Holmes realizada desde el cine tradicional de Hollywood. 
En el año anterior ya había intentado hacer pie en el cine “serio” con un bodrio llamado Bubbles Galore, en la que da vida a una pornógrafa que busca la independencia sexual y económica en una industria dominada por hombres. La “perlita” de este film es la actuación de Annie Sprinkle, la legendaria pornstar feminista, en el rol de Dios.    
Con más de 800 películas en su haber, con el prestigio y la experiencia que dan los años Nina diversificó sus tareas sexuales. En los estudios de filmación su lujuria se dosificó y enloquece de placer a sus compañeros –sean hombres o mujeres- solo cuatro o cinco veces al año. El temible (por lo que carga entre sus piernas) actor porno negro Lexington Steel declaró que el mejor sexo que tuvo en su vida lo experimentó con ella. 




Nina y el porno

A pesar de ser una gran defensora de la industria del porno Nina asegura que la misma está repleta de objeciones. “Creo que tiene el derecho de existir y que no es el fin de la Sociedad pero, no tenemos royalty, no tenemos extras y el 99 % de la gente que trabaja es contratada por día. Después que me pagan vuelvo a ser una desempleada hasta un nuevo llamado. Menos de un 5% de los actores están bajo contrato. Nosotros somos responsables de nuestros planes médicos, jubilación, todo. Estamos bajo nuestro propio riesgo. No te podes sindicalizar. Hay más actores y actrices que hace 20 años porque el negocio maduró pero la mayoría estará afuera del negocio en 5 años, especialmente las mujeres dado que los hombres pueden mantenerse por mucho tiempo”.  
En relación al mito sobre que las actrices del porno son sometidas u obligadas a hacer cosas contra su voluntad, Nina explica que “la gran mentira es que todos los directores fuerzan a cada actor a hacer algo que él o ella no desean. Yo siempre supe que podía decir si o no. Hice más de mil escenas de sexo y no hay más de dos o tres en las que sentí que el director me presionó. Hubo otras en las que me sentí mal pero fue por un mal día o que el actor era un boludo. Además, a partir de los 25, como feminista supe que tenía el derecho a decir si o no. Es algo que se debe saber desde los 18 años pero no todos tienen el carácter para plantarse. Sucede que en el mundo del entretenimiento -legal, ilegal, con sexo, sin sexo- todos queremos ser aceptados y gustar. Entonces cuando sos joven es difícil decir que no. Y eso no es culpa del negocio, es la naturaleza de la estructura de poder entre una persona adulta que ofrece un trabajo y la persona que desea ese trabajo”.       


     
Cuando se le pregunta si los actores de hoy son más inteligentes que los de antes Nina cuenta que el ambiente porno “está lleno de jóvenes de entre 18 y 25 años competitivos y agresivos. Después, cada uno tendrá más o menos habilidad para trabajar y ascender. El caso más famoso es el de Jenna Jameson, pero quiero decir que no habrá más Jenna Jameson. Ella fue un caso único que no volverá a suceder. Lo hizo todo tan bien y ganó millones. Pero si alguien piensa que va a venir al porno y va a ser Jenna, mejor que se quede en casa. Pero, si estas listo para esta forma de sexualidad, si la idea de que haya gente mirándote tener sexo te calienta, si la idea de tener sexo con personas que recién conocés es excitante, y estás bien de la cabeza y no te gustan las fiestas, a lo mejor este es un buen lugar para vos. La razón por la que yo estoy aquí hace 28 años es porque yo soy esa persona”.     
En la actualidad la actriz enardece a cientos de espectadores en “solos” de nudismo y sexo en los cabarets más exclusivos de EE.UU. Y, finalmente, se dedica a enseñar sexo a través de sus videos que quizás no sean tan volcánicos como sus películas, pero en los que despliega -con inquietante minuciosidad- todos los artilugios vaginales, anales y orales para convertir a cualquier ama de casa en una máquina sexual explosiva.
Para mi es muy importante educar, destruir los estúpidos tabúes que hay en torno al sexo y mostrar lo agradable que puede ser, porque a mí no me gustó esto hasta que no adquirí cierta práctica, y cuanta más experiencia tuve más aprendí y más me divertíNina dixt.
La Hartley es tan leyenda que su vida ya mereció un documental, Nina solo para vos (Nina, just for you, 1990) en donde reivindica el sexo libre y el uso del preservativo del que es una acérrima partidaria. A todos los hombres los trata de convencer recordándoles que “su uso retrasa la eyaculación de 5 a 10 minutos con los beneficios placenteros que eso implica”.                 

Aunque Nina Hartley insiste en que se retirará del cine porno a los ’50 o ’60 años -haciendo uno o dos videos al año- porque considera que el sexo hace bien a todos, apúrese a verla porque en esta lucha contra el tiempo, por más destreza y voluntad que se tenga, siempre hay un solo ganador. 


Ariel Testori (c)          

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